El filosofo Sergio de Zubiría realizó un análisis a la reforma educativa universitaria propuesta por el Gobierno colombiano, desde su perspectiva intelectual y social.
Sergio de Zubiría es considerado uno de los 50 intelectuales más importantes de Colombia. El filósofo de la Universidad de Los Andes, cuenta en su trayectoria académica con maestrías, doctorados, investigaciones y numerosas publicaciones.
El académico, planteó algunos aspectos de la reforma educativa que actualmente se discute en el país, en su visita a la Universidad Surcolombiana.
¿Por qué es importante una universidad pública en el país?
Desde el inicio del proyecto de occidente, desde los primeros maestros sofistas, con las ideas de Platón y Aristóteles, quien cuida de una manera más profunda el sentido de lo colectivo, de lo común y de lo público es la educación.
Nuestra propia constitución concibe la educación como un bien y un servicio público, sin las furias del interés particular, privado.
En ese sentido, la universidad pública es un escenario privilegiado para cuidar colectivamente la imaginación, la creatividad y el conocimiento para una sociedad.
El sentido de la democracia se pierde cuando se privatiza la tierra, la educación y la naturaleza.
¿Cuáles son las implicaciones de la reforma universitaria?
En el artículo primero de la reforma, se dice que la educación es un derecho ‘meritocrático’, en contravía total a la tradición universal de los derechos humanos.
Es decir, que uno no puede tener educación superior de carácter universal, sin condicionamientos, sino por ‘méritos’.
La educación en la reforma se mercantiliza, ya que en el artículo 9, aparece la figura de las instituciones mixtas, es decir, que además de las universidades privadas y públicas, aparece la educación de carácter mixto, que se rige por lo privado.
Por lo tanto, el espíritu de mercantilización permanece intacto, aunque la palabra, sin ánimo de lucro no se incluya.
La autonomía universitaria, que es una de las grandes peleas desde el manifiesto de Córdoba, se restringe por la idea de un Gobierno centralista, controlador de los consejos superiores e incluso de los ámbitos de la investigación. Hay un Gobierno omnisciente que lo quiere manejar todo.
La calidad, es concebida en últimas, como la formación de competencias laborales, la calidad no es infraestructura, ni construcción autónoma del PEI, sino que se limita exclusivamente a formar para el trabajo, para los oficios, traicionando toda la tradición filosófica de la pedagogía.
Se ata el financiamiento de educación al crecimiento del PIB, es una idea totalmente economicista.
¿Qué implica la reforma de la educación superior para el país?
El contexto nacional es de preocupación y es el llamado que realizamos desde la filosofía y la academia.
En primer lugar, considero que se acentuará más la injusticia social, ya que sólo las familias de origen social pudiente, van a poder acceder a los estudios universitarios, lo cual va a generar una inequidad mucho más alta en el país.
En segundo lugar, analizo que se pierde el sentido de lo público, del bien común, de lo comunitario, de lo colectivo.
Esto genera efectos devastadores, porque no se construyen ciudadanos democráticos, deliberativos, imaginativos, creativos, sino máquinas utilitarias, con rentabilidad beneficio, y en esas condiciones es muy difícil que una sociedad encuentre caminos para su desarrollo.
¿Y para una región como el Huila?
Las desigualdades regionales que existen en Colombia, según el informe del Pnud “Sector rural, razones para la esperanza”, plantea que en Colombia las desigualdades regionales se incrementan, especialmente en el campo.
En las regiones apartadas es mucho más nefasta la reforma, porque es más aguda la pobreza, la exclusión y la marginalidad que en el centro. Si uno liga el problema del centralismo y la inequidad regional, se agravan más las actuales condiciones.
En el informe del Pnud, se plantea que el indicador gini de desigualdad en el sector rural, pasó del 0,58 a 0,85, eso quiere decir que somos mucho más desiguales e inequitativos que hace 15 o 20 años, en la relación urbano –rural, en el centro y las regiones.
Y obviamente el aumento de las matrículas. Hoy hacer una maestría en una universidad pública es casi igual que hacerlo en una universidad privada, los costos casi son idénticos. Imagínese el futuro para las nuevas generaciones en las regiones.
¿Cómo está el panorama educativo Latinoamericano?
A nivel mundial hay una crisis en la educación y ciertas reflexiones filosóficas que llaman bastante la atención. ¿Se puede formar en democracia, sin artes, sin literatura?
Hay un síntoma en varios países, de convertir la educación en algo lucrativo y rentable, esto va a tener efectos muy devastadores en la democracia y en el campo ético.
Ante esos llamados de atención, que ya se dan en muchas latitudes, empieza a aparecer un contexto muy Latinoamericano, que es el caso de Chile.
En este caso, todas las reformas que hizo Pinochet, tanto las constitucionales como las educativas que quedaron intactas, hoy empiezan a mostrar sus aspectos negativos en todas las áreas.
Toda una generación quedó congelada y hoy despierta, y no tiene acceso a la educación pública. Estudiar es realmente un costo muy alto de endeudamiento para las familias, tanto, que es casi imposible hacerlo.
Chile tiene la experiencia piloto, de que todo el peso de la educación lo dejaron a lo privado y en la rentabilidad. Las familias trabajan para pagar préstamos educativos durante 30 años, entre padre y madre.
En el caso de la educación pública, en América Latina hay un proceso de desfinanciación, de quitarle recursos a la educación, por varios caminos, ya sea por la autofinaciación, el recorte directo, la educación mixta, etc.
¿Qué proponen las universidades del país?
Un gran acuerdo alternativo de educación para Colombia. Que borre de plano este espíritu mercantilista de la educación, es un llamado mundial de los intelectuales, porque si seguimos por esta vía de la banalidad y la frivolidad, las consecuencias van a ser lamentables.
Tenemos que hacer un consenso para tomar en serio la educación. Entre las instituciones, los profesores, los pedagogos, los investigadores, las y los ciudadanos, por la calidad y la equidad en la educación.
La Universidad de los Andes, realizó una investigación muy interesante. En una encuesta a 11.000 hogares. Niños de 5 años, por razones de origen socioeconómico, ya tiene una exclusión en el uso de sus facultades cognitivas. Eso es lamentable para una sociedad.
¿Qué evoca para usted la Universidad Surcolombiana?
Algo que me ha impactado siempre es la idea de las ágoras, es como el espíritu de la identidad, del espíritu abierto y fraternal.
Cuando la mayoría de las universidades cierran sus espacios, acá uno siempre que viene siente el aire, el espíritu de lo abierto, es una figura muy griega.
El ágora es lo irremplazable de una democracia directa. Cuando vengo a Neiva, además de respirar el aire cálido, directo, fraternal, me gusta que la Usco hace sus discusiones al aire libre, redime a fondo la idea de la democracia griega, en donde 30 y 40 ciudadanos se reunían entre 3 y 4 días, a discutir sobre los problemas colectivos.
Los estilos de vida norteamericanos, pragmáticos y utilitaristas, consideran que eso es perder tiempo, para nosotros, reivindica la tradición griega, mediterránea, latina.
¿Qué opinión le merecen las capturas de la semana pasada?
Al lado de una movilización cada vez mayor, que se expresa en la respuesta de los trabajadores y de los estudiantes, se criminaliza y judicializa a los dirigentes, con el fin de frenar el desarrollo de la protesta.
Es una forma perversa de impedir la voz, la expresión legítima de un país democrático y en esa medida, muchos medios de comunicación, ayudan a estigmatizar al estudiantado.
Todo el tiempo se escuchan voces que el movimiento estudiantil está infiltrado por la guerrilla, y en realidad, el movimiento está es pensando, discutiendo un proyecto de ley completamente regresivo.
Cuando aparece una voz de protesta digna, empiezan los dirigentes a ser sacrificados.
El Gobierno considera un nicho central está protesta, porque tenemos que decirlo, la racionalidad está de nuestro lado. Los estudiantes están en la capacidad de la crítica, del diálogo y de pensarse el país.
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